
Muchas veces, asistimos a consultas con profesionales de la salud y, quedamos con la sensación de que “no me escuchó”, “apenas si me preguntó lo que me pasó”, “ni me miró”, “no estaba pendiente de lo que le decía” y un largo etc. ¿A quién no le ha pasado? En lo personal, esa sensación de “desinterés”, me hace perder confianza en el conocimiento de esa persona, y ¿adivinen qué?, eso influye directamente en el resultado de nuestro tratamiento.
Muchas de las enfermedades que estamos presentando en la actualidad, tienen factores psicoemocionales y sociales muy fuertes. En el protocolo de vigilancia de riesgos psicosociales en el trabajo, realizado en el año 2013 por el ministerio de salud, se menciona: “los factores psicosociales en el ámbito ocupacional hacen referencia a situaciones y condiciones inherentes al trabajo y relacionadas al tipo de organización, al contenido del trabajo y la ejecución de la tarea, y que tienen la capacidad de afectar, en forma positiva o negativa, el bienestar y la salud (física, psíquica o social) del trabajador y sus condiciones de trabajo. El estudio de estos factores, especialmente en su afectación negativa hacia los individuos, ha estado ligado al concepto de “estrés”. La evidencia científica sugiere que experiencias continuas de estrés en el trabajo proveen de una importante conexión entre la exposición de los trabajadores a riesgos psicosociales y la aparición de enfermedades (Cox, 1993; Cox, Griffiths, & Rial-González, 2000)”. En palabras simples, nuestro entorno y el control de nuestras emociones afectan nuestro quehacer diario.
La mirada biomédica, aún está muy arraigada en nuestra zona. Ir al médico y salir sin un medicamento, aunque sea paracetamol, es para algunos pacientes, inaceptable. Les cuento que es en éste punto, en dónde un terapeuta que te escuche, marcará la diferencia entre tu sanación o el continuar en estado de enfermedad. Cómo seres humanos, nos es dificultoso exteriorizar nuestras emociones o darnos cuenta de lo que nos está pasando, o muchas veces sabemos lo que nos pasa, pero no lo queremos reconocer. Cómo nos menciona la psicóloga Marcia Blanco, en su artículo ¿Cómo saber lo que me pasa?: “Tomar conciencia de una misma o uno mismo, es observar, prestar atención; ¿a qué?, a lo que está sintiendo el cuerpo. Sí, porque las emociones viven ¿sabes dónde? En nuestro propio cuerpo (en nuestros órganos, huesos, músculos, sangre, piel, células, etc). El cuerpo habla de muchas maneras, sólo que a veces no lo sabemos escuchar o no queremos escucharlo y hay veces que simplemente lo escuchamos un rato y luego lo dejamos ahí…hablando solo e ignorándolo”.
Cuando encuentras un kinesiólogo que te escuche, encuentras un profesional integral, que sabe que el complementar las miradas bio psico sociales, es decir, cuerpo, mente y entorno, es lo que lo llevará a un estado de bienestar integral, que finalmente lo ayudará con su dolor o lesión, y podrá prevenir que en un futuro ésta vuelva a ser un problema. Saber cómo está su trabajo, cómo está su familia, que emoción le origina una situación determinada, son preguntas fundamentales para lograr un estado de resolución de la enfermedad, que lo dejará a usted como paciente y a mí como terapeuta, muy conformes con el trabajo realizado.
¿Quieres ser parte de ésta mirada?, pues ya sabes dónde buscar.
Los espero. Un abrazo fraterno
Kinesióloga Loreto Goeppinger
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